Solamente con ciertos despojos de mis recuerdos
este efímero domingo se ha extendido eternamente.
Pero no anhelo que acabe pronto
para reintegrarme a la semana rutinaria;
sino que quiero que dure para siempre
y sí quedarme con tu aroma y tu triste mirada.
Hundido hasta el cuello en el muladar
en el que se ha convertido mi vida.
Nadando a oscuras río arriba
y lavando mis memorias a fuerza de olas.
Ni cientos de kilómetros, ni miles de minutos
me harán desistir de esta amarga agonía,
porque ya estoy más allá de la realidad
y he dejado atrás mis vestimentas,
junto con fragmentos de piel herida.
Mis ojos se bañan de negrura sucia y rancia
y me ahogo con hierbas pútridas en la garganta,
no me soportan los brazos del peso
que a conciencia he echado sobre mis hombros.
No soy ya el mismo de antes.
No soy ni quien era, pero jamás lo he deseado.
Intento regresar al punto en el que partí,
aunque eso signifique volver mis pasos
y usar la piel que solía usar.
14 de Mayo de 2003.
México, D.F.