sábado, 25 de julio de 2009

Perhaps a noise...



"Unidad no significa uniformidad o sometimiento, sino renunciar a querer transformar en beligerancia activa nuestras diferencias."


Víctor Manuel Mahbub

domingo, 19 de julio de 2009

De lo que significa hacer el amor contigo.



Ahí está la mirada intensa. Tus pestañas hacia el cielo. Tus ojos brillantes y tus labios esperando el beso que llegará en un segundo. Pero tu mirada no se encuentra con la mía. Está esperando ese beso que tarda una eternidad, sólo lo que dura el acercarme lentamente hasta fusionar nuestros labios en ese beso ardiente, lleno de deseo y sentimiento. Como nuestras bocas se reconocen, buscan los labios que los llenan, nuestras lenguas que juguetean y nuestra respiración que se entrecorta.
Nuestros cuerpos comienzan a aproximarse, a tocarse, a acariciarse… Y son las manos las que mapean nuestra piel. Viajan a supravelocidades, tocando y sintiendo, acariciando lo que nos pertenece a ambos. Y comienzan a deshacerse de todo lo que no nos es necesario. Nuestras superfluas ropas caen alrededor y las evitas. No son indispensables. No cuando la calidez de nuestros cuerpos es mucho más que suficiente.
Es entonces que estamos tan cerca como dos cuerpos pueden llegar a estarlo. Tus ojos viajan en mi cara. Mis manos en tu cabello. Y en este abrazo completo de dos seres en gestación, nos volvemos uno solo al fusionar la calidez de nuestro sexo. El calor nos invade hasta el punto de desplazar toda la energía a nuestras manos, a nuestras bocas, a nuestros ojos. Y es cuando puede uno ver más allá del iris que perfora tu propio ser. Es cuando respiro de tu aliento y me alimento de tu energía. Es cuando tu cabello se enreda entre mis dedos. Es cuando tus pechos se aplastan bajo mi peso. Es cuando tus uñas rasgan mi espalda. Es cuando nuestras caderas comienzan esta marea progresiva, casi mortal.
Y los besos en el cuello, y las pequeñas mordidas, y el tomarnos de las manos, y la respiración cerca del oído, y los gemidos que llenan la habitación, y el rozar de nuestras pieles, y el vernos a los ojos, y el unirnos en un beso entre silencios de pensamientos.
Nuestros cuerpos crean electricidad con cada roce. El golpe de las olas en este acantilado. Tu respiración en mi oído. Mis manos sobre las tuyas. Sentir tu abrazo en mis sentidos. Tus mordidas en mi cuello, en mis hombros. Tu voz llenando cada rincón de mi mente en ebullición. En cada roce, en cada golpe, en cada exhalación, en cada sensación, en cada presión, en cada mordida, en cada palabra…

Y nos damos cuenta de que aún estamos ahí, de que aún nos estamos amando, y de que aún somos nosotros mismos.




10 - 17 de Enero de 2002.
México, D.F.

sábado, 11 de julio de 2009

Ya no más.



Es difícil estar contigo.
No puedo soportar seguir a tu lado, pero sin verte a los ojos.
Sin tocar tu piel.
Sin sonreír a tu risa.
Y no quiero buscarte, porque sé que estas a mi lado, pero tan lejana que las distancias no sirven.
Aquí esta tu cuento.
¿Qué vas a hacer con él?
No sabes.
La circunstancia estaba lista.
Nunca me dijiste.
Nunca te entendí.
¿Por qué no me lo aclaraste?
Te das cuenta, ¿verdad?
Si hubiera....
No, el pasado ya está atrás.
Es el futuro el que no existe.
Vive el presente, vive el hoy, el ahora.
La vida va. Y es cierto. La vida va.
Me reí hasta la ignominia. Pero es cierto.
Yo lo se.
Hazme caso.
No escuches nada, fuera la estática, el ruido exterior.
Escucha el interior.
Eso es lo único.


¿19 de Febrero de 2000?
México, D.F.

lunes, 6 de julio de 2009

20

Como ya había dicho, voy a omitir la parte donde solamente les escribía cuentos.
También voy a decir una que otra estupidez, que para eso también sirven estos blogs.

Pero antes, quiero disculparme por no haber puesto el cuento del domingo a tiempo. Fíjense ustedes que sí estaba listo y preparado para postearse, pero creo que no estaba bien programado que resultó que no salió. De todos modos no creo que importe mucho... estoy seguro de que ni se dieron una vuelta el domingo para ver cómo estaba.
No hay pedo, yo tampoco pensé mucho en vosotros.
Aunque esa falta de atención en su servilleta le sirvió para pensar un rato. ¿Nunca les ha pasado esa onda de que despiertan y no saben dónde están? Hasta se extrañan de que no estén babeando su almohada. Voltean hacia arriba y ven un poster de una película que sabes que tu no tienes en tu cuarto/casa/depto... Hasta la ubicación de la entrada de la luz solar por la ventana es extraña y sabes que no corresponde al lugar donde crees estar dormido.
Bueno, pues algo parecido me pasó el sábado.

Por otro lado, ando como que queriendo encontrar una rola que escuché en un comercial de la tele. Pero por otro lado, como que nomás no quiero. Porque también suele pasar, ya sea con una rola o con todo un álbum, que realmente no está tan bueno como creías. Y ¡chín! compraste todo el álbum y la única rola buena era la que habías escuchado en casa del Elotes cuando estabas asaltando el refri en la fiesta que organizó para festejar que había pasado la mayoría de los exámenes de la escuela. Y a la mera hora resultó no tan buena la rola... se escuchaba mejor con los cuatro mojitos de epazote entre pecho y espalda que te preparó el Elotes al llegar a su casa.
Pero entonces ya tendrás tu disco original de los "Sugar tiny beasts" con doce canciones que nomás te gusta UNA. Y nomás el estribillo.
Espero no les haya pasado.

domingo, 5 de julio de 2009

Runaway train


(Para leerse escuchando la canción del mismo nombre)
La luna me acompaña en mi travesía citadina. No es llena, pero su cuarto creciente ilumina bastante la soledad de la noche. No es bella, pero su presencia me basta. Ella me acompaña.
Por otro lado, estoy solo en la calle. Camino por las grises y sucias banquetas de mi ciudad. El viento, que parece acompañarme, va en dirección contraria. Él quiere regresar. Yo no.
Sobre esos pasos que he caminado no habré de volver. No preguntes por qué, Luna nocturna, yo mismo no lo sé.
Y no lo sabré mientras tenga una larga calle frente a mí. Tendré que recorrerla toda antes de dar media vuelta y volver. Pero esta calle parece nunca acabar. Deseo que nunca acabe. Siempre adelante. Aunque las sombras de la ciudad oculten verdades que me sea difícil enfrentar. No regresaré.
Quiero llegar hasta el fin del mundo, y un poco más allá. Quiero llegar a donde nadie más a llegado. Quiero ir a donde nadie más ha querido ir. Quiero darle la vuelta al infierno y volver de las brasas para burlarme del frío que ahora me acongoja. No hay retorno. No debe haberlo.
Pero, Luna, que mi camino haces placentero, no puedo lograrlo sin tu ayuda. Necesito alas de plata para salir de este callejón.
Y es que no me escuchas. No logro levantar mi voz hasta las alturas en que te encuentras. Ni siquiera este viento incierto me puede elevar a tus niveles.

Solo por las banquetas. Caminando sin rumbo, aunque parezca lo contrario. Las manos en las bolsas y la barbilla pegada al pecho. ¿Hacia adonde voy?
Ya estoy cansado, tengo frío y hambre; pero quiero seguir caminando. No he vuelto la vista atrás. No quiero tomar ese retorno que, tan tentador, me llama. Luna parece aburrida, quiere irse a dormir. ¡Oh, agraciada Luna! Que en tu lecho esperan los soles de medianoche. Y mis calles me reclaman como las hojas de otoño la morada que las vio nacer. Caminar, que la noche es para eso.

El momento de la verdad se acerca. La noche torna en sombra de la sombra y su capa la envuelve en soledad grotesca. Pronto amanecerá. Y entonces mis calles dejarán de ser mías, y las sombras que acechaban hace horas, serán juguetones juegos de luces. Las grises banquetas que me guiaban en la obscuridad se llenarán de texturas y colores. Serán de los caminantes que no llegan a ningún lugar. Profanarán las banquetas que sorteaban mi destino y burlábanse de mi infortunio. Con el picor de la estrella sobre mi cara y yo sin haber encontrado mi camino.

Y tendré que hacer algo rápido, antes de que la bóveda se tiña de sangre y perturbe toda la negra tranquilidad que se forma en mis calles citadinas.
Y tendré que barajar la posibilidad de tomar el retorno o seguir con el tiempo contado.
Y tendré que pensarlo rápido, pues la daga de luz a cortado el vientre de la esfera obscura, que sobre mi cabeza grita que ya es muy tarde, que corra y me esconda, que huya despavorido, que me oculte en algún recoveco.

Y volveré a la puerta que me vio nacer. Tomaré ese camino que hace horas estaba decidido a olvidar. La noche, desdeñosa, me lanza la última mirada de desaprobación. Yo lo sé, he fallado. Y la Luna murió en vano, pues no caminé mi camino de grises banquetas.
Pero la madre nocturna es comprensiva. Mañana nacerá de nuevo, para guiar a sus hijos perdidos a encontrar el camino a casa.
Y yo estaré entre ellos; ahora sí, para llegar a mi sombra gemela, al otro lado de la noche.



14 de Marzo del 2000.
México, D.F.