domingo, 8 de marzo de 2009

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Y el tiempo comienza a correr. Claro que uno eso ya lo sabe y se hace de oídos sordos. Uno cree que eso será para siempre, que jamás se detendrá. Que infinitamente seguirá hasta el fin del mundo, y aún más.
Pero nada más erróneo que esto. El tiempo no es eterno, se acaba, tiene un fin. Se llega al punto en el que no hay marcha hacia adelante; es más, ni hacia atrás.
Quedas en un punto intermedio del que jamás saldrás. Del que no regresarás. Suspendido en el tiempo, agarrado tan solo de un delgado hilo a punto de romperse. Este hilo es lo que siempre has creído saber, todos tus conocimientos, toda tu sabiduría, todas tus creencias y tus ideales.
Y hasta que te des cuenta de qué tan equivocado estabas, ese hilo se romperá y viajarás a velocidades hiperlumínicas, atravesando mundos y estrellas. No te darás cuenta de todo lo que rebasas, hasta que ya estás a millones de años más adelante.
300,000 kilómetros por segundo es mucho tiempo. Hay que tener en cuenta eso.

25 de Febrero de 2002.
México, D.F.

2 comentarios:

Gina dijo...

Rafa! Algo asi escribía precisamente ayer....A mi ver , hoy, veo al tiempo como implacable, no se detiene y es ingrato porque te pasa factura cuando no te detienes a vivirlo minuto a minuto y segundo a segundo...

Claro que para todos puede llegar a su fin..pero ¿mientras?.

Rafa Martínez dijo...

Aprovechar los sesenta segundos de cada minuto. Hasta cuando uno está estresado vive esos segundos. Nomás hay que tomarles el saborcito... Y eso ya depende de cada quien. ¡Salud!