domingo, 21 de diciembre de 2008

Ya hoy es otro día



Ya hoy es otro día. Un día en el que ya no estás. Un día en el que la rutina se ha vuelto una parte importante del sentir cotidiano, algo así como una redundancia. Un redundir muy extraño. Del que pocas veces te escapas y viajas a miles de minutos atrás, miles de kilómetros atrás, pero que sientes que nunca te has movido. Del que te desplazas a grandes velocidades y a grandes velocidades regresas sin cesar. Un desdoblamiento, por así decirlo.
Que cada día te vuelves menos, que cada día sabes menos, a pesar de tus retuércanos que sientes, y que le das a cada momento pisado. Una vida que te gustaría otra, pero que nunca es lo suficiente ajena como para que puedas decir que has descansado. Una vida que corre paralela a ti, a tus hombros, que ves como tu misma caminas a tu lado, como fumas de tu cigarro, como estiras tu misma otra mano para tomar la otra perilla y abres la otra misma puerta. La única pequeña diferencia es que tu misma otra tu es la que está feliz, la que sonríe al tomar, al caminar, al decir. No eres más que un mal reflejo de ti misma.


15 de Enero-28 de Abril de 2006
México, D.F.

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