domingo, 5 de octubre de 2008

Espejo retrovisor


Y cuando menos pienso en ti, cuando evito recordarte, me doy cuenta de que estás cada vez más cerca. Estás casi a mi espalda. Estás casi leyendo sobre mi hombro estas líneas sobre ti. Y me doy cuenta. Siento esta respiración en mi oído, casi puedo escuchar lo que estas pensando.

Pero estoy solo. Casi no te escucho. Casi puedo jurar que estás a kilómetros de distancia. A miles de sucesos de donde me encuentro. Los objetos en el espejo retrovisor están más cerca de lo que aparentan.

Pero siempre será el espejo retrovisor. Cada vez que mire hacia atrás. Cada vez que tenga un camino por delante, una vuelta, una bifurcación. Y no quiero verte por el espejo, no quiero verte en el asiento de atrás. Ni mucho menos al lado del camino, con tu silueta haciéndose cada vez más pequeña, hasta volverse un punto difícil de distinguir en mi espejo.

Quiero verte a mi lado. No importa que no vea el camino, no importa que tenga que voltear para verte en el asiento de a lado, y deje de mirar la línea continua que descansa sobre el asfalto. Quiero respirar tu aroma, quiero que tu cabello descanse sobre el asiento, quiero que me digas, que me exijas que baje la velocidad, que me cuentes historias, que extiendas el mapa y me expliques que carretera tomar, que pongas esa música que te gusta y me hace soñar...

Y si no sigues mi camino, si no haces mis pasos, entonces camina los tuyos pero que los míos jamás interfieran con los tuyos, que no metan ruido, dejen a fuera la interferencia, y jamás levanten polvo. Que yo sabré que estás bien. 
Estoy seguro de ello.


Colima, Col.
2 de Junio de 2002.

No hay comentarios.: