domingo, 14 de diciembre de 2008

Agonía



Y la estepa murió. Y yo quedé volando en un espacio intermedio, tan lejos del suelo que no supe dónde quedaron mis pies. No supe adónde viajo mi cerebro. No tengo idea de qué le pasó a mis infiernos. Mis difíciles infiernos.
Ni siquiera mis pieles sufren de la agonía. No estoy completo sin tus artificios. Y no lo estaré jamás sin tus dudas absorbidas por el incierto temor del que eres presa. ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo hacerlo funcionar? Ya está más dañado que esta pobre confabulación de malignos espíritus, más muerto que la conífera húmeda y corrompida por las manos calludas del famélico demonio, más putrefacta que ninguna de las hermosas veredas por las cuales viajo de forma conspicua y apabullante.
Ya no hay salvación posible. Que he muerto y reposo en mi aposento oscuro y coagulado, donde las paredes me devoran y los pisos me presionan. Ciegas serpientes arden mis entrañas, pequeños buitres rascan mis recuerdos, concisos lamentos llenan mi cerebro. Me desintegro en etapas y me conformo en moléculas volátiles, contráctiles, perfectas, amorfa.



2 de Septiembre de 2000.
México, D.F.

2 comentarios:

Puroshuesos dijo...

feliz año, y brindo por maupassant..

Rafa Martínez dijo...

"Cualquier cosa que se quiere decir sólo hay una palabra para expresarla, un verbo para animarla y un adjetivo para calificarla."