domingo, 12 de abril de 2009

Somos dioses



Tú y yo somos dioses; y como dioses, conocemos el fin del mundo y todos sus inicios. Sabemos las ciencias ocultas y los retazos que componen la humanidad. Tenemos toda la información de la existencia de las criaturas que poblan esta indómita tierra, y tenemos la idea de dónde terminarán, dónde perecerán. Conocemos nuestros poderes, conocemos nuestros alcances, y nuestras limitaciones. Somos dioses y tenemos el poder.
Pero ese es un poder que no sabemos usar aún. Es un poder que sabes puede llegar a estar fuera de nuestras manos y volverse en contra nuestra. Ese poder es casi inconcebible.
Somos dioses con poder; y como dioses con poder, tenemos en nuestras manos el futuro del hombre, tenemos la existencia en un hilo, sabemos que en nosotros está la decisión de un futuro incierto, complejo y desconocido, y solo el cielo azul (más allá de nuestro poder) nos podrá decir cómo encaminar nuestro terrible sufrimiento.
Somos dioses, y como tales, orgullosos. Sabemos que podemos, que tenemos al poder de autodestruirnos, de destruir dioses, de dignificar falsos ídolos y despoblar nuestra ínfima humanidad, la que aún nos queda en algún rincón del cuerpo.
Somos dioses, terribles y gigantescos. No sabemos que con cualquier movimiento podemos crear un vendaval, un terremoto, un huracán o un tifón. No controlamos nuestro poder. Aún no sabemos usarlo. Somos dioses, muy gigantescos para nuestra necesidad, pero pequeños para nuestro deseo.
Somos grotescos, mal formados y ciegos. Dioses terribles que pierden el control y solo agachan la cabeza cuando se sienten regañados por sí mismos. Cuando se dan cuenta de que pudo ser diferente, sólo diferente, diferente, y no mejor.
Somos dioses y parece que aún no estamos conscientes de ello. Parece que no sabemos que en nuestras manos tenemos toda una gama de colores y pinceles, todo un mundo de formas y luces para crear tantas cosas, que aún nuestra imaginación de dioses tardaría años en encontrar.
Somos dioses y creemos que no lo somos. Creemos que solo somos un par de seres humanos indefensos y débiles, esperando algo de la vida, algo que nosotros mismos podríamos crear, pero no tenemos el valor suficiente de hacer por temor a nuestro propio poder. Tenemos miedo de los dioses que somos, dioses de muertos, que nacimos de entre tumbas de algún extraño lugar. Y sin embargo, tu y yo somos dioses, y nada lo va a cambiar.

México, D.F.
Sin fecha (si alguien la tiene, le suplico me recuerde)

2 comentarios:

Alexa W dijo...

Creo tenerla, espera a que la influenza me deje ir al lab.

Rafa Martínez dijo...

La temporalidad es incierta cuando entes debatiéndose entre los vivos y los muertos están rondando nuestras exiguas existencias. Vos no os preocupéis que yo esperaré al borde del precipicio.