lunes, 23 de junio de 2008

Instrucciones para ver el futuro


Existen varias formas de ver tu futuro, y una de las más sencillas es el método de la vela. Es fácil, y el proceso a continuación se describe:
El paso inicial es hacer la vela. Primero hay que escribir algunos de los hechos más representativos que le hayan sucedido a uno a lo largo de su vida. De los más graciosos, los más tristes, los más pasionales, los más dramáticos. Esto tiene que ser en hojas blancas y con pluma de tinta negra. Después se debe conseguir un poco de cera de Campeche, y curarse. El curamiento de la cera de Campeche consiste en “amasarla” por unos minutos, pero se debe hacer mientras se le platica, se le pregunta como está, se le cuenta chistes, anécdotas, se le habla como a un amigo de la infancia. Luego se consigue un pabilo, la mecha de la vela. Este se debe mascar al mismo tiempo que se amasa la cera de Campeche. Y por último, se toma la cera y el pabilo, se envuelven en las hojas escritas y se le da forma cilíndrica a la cera, cuidando que el pabilo quede dentro de la cera, y que las manos ya no vuelvan a tocar la cera. Solo se debe hacer con las hojas escritas.
El siguiente paso es ubicar la vela. Por las condiciones que presentan, generalmente, los baños en los hogares, es el sitio ideal para ubicar la vela. Sin embargo, el sitio más cómodo y relajante es una recámara. En esta recámara, se debe contar con un espejo lo suficientemente grande como para que la imagen reflejada abarque la totalidad de la vela. Se pone la vela entre el espejo y uno, cuidando que cuando se encienda la vela, el reflejo de la flama quede en la frente del reflejo de uno.
Y el último paso consiste en encenderla. Se debe hacer con cerillos, nunca con encendedor. Al momento de encenderla, comienza el conteo del cien al uno y se evita mover. Hay que tener cuidado al hacer la vela, ya que cuando se llegue al uno, la vela se debe acabar en ese instante. Esto más bien se logra con un poco de experiencia.
Si todo lo anterior se hizo bien, cuando se llegue al número uno, se verá entrar uno mismo a la habitación. Traerá en sus manos una vela idéntica a la que acaba uno de quemar y el que acaba de entrar (o sea, uno mismo) pondrá la vela en el exacto lugar donde estaba la otra. Tomará asiento exactamente donde está sentado uno, cuidando que la imagen de la llama quede en su frente, y la encenderá con unos cerillos. Comenzará a contar del uno al cien, sin moverse, y cuando llegue al cien, la vela se apagará. Aquí hay que tener cuidado de no moverse, ya que en cuanto el otro de uno encienda la vela se debe traslapar la imagen de uno con la de uno mismo (o sea, el otro) y mantenerse así, hasta que termine de contar y llegue a cien, al apagarse la vela. Es entonces que sucederá la translocación del espacio-tiempo y se comenzará a ver el futuro.
El otro se levantará y saldrá de la habitación. Ahí es cuando hay que seguirlo y ver que hace. El otro es uno mismo ya en el futuro y hará lo que haría uno. No hay de qué preocuparse, nadie podrá verlo a uno, verán al otro y serán el mismo. Solo hay un inconveniente: el otro seguirá en su vida, dormirá, irá a la escuela, al trabajo, se casará, tendrá hijos, se jubilará y morirá. En cambio uno, se quedará en ese limbo eterno, en ese espacio-tiempo que va desde que dijo uno al apagarse la vela, y el otro dijo cien, al apagarse la vela.

10 de Marzo de 2004.
México, D.F.

No hay comentarios.: